lunes, 1 de marzo de 2010

La economía no es un algo aparte, por Juan Gutierrez.

Debemos hacer que gane terreno la persuasión de que la colaboración social y la significación de cada uno de nosotros se constituye a traves de hechos. De la utilización de móviles violentos que en un tiempo nos impusieron como modo de progreso social, hoy evidenciamos las consecuencias; pero recuerdo esto para afirmar que en todos aquellos actos en los cuales se utilicen, no nos llevarán más que a fines repudiables Es por ello que nuestra aspiración a dicho progreso está en disconformidad con la violencia: nuestro fin es aspirar a la reafirmación de los hombres en su función colectiva, a los hombres en su función de ciudadanos, a los hombres en su función de hombres, es decir: reafirmar el princípio por el cual el hombre prefiere vivir al calor de su familia, de la sociedad y del Estado.

En esta reafirmación el Estado no debe mirar cuanto gana o cuanto degan de ganar los demas al momento en que él decide invertir. Es indispensable la conciencia del Estado en todos los aspectos de la economía, no solamente en aquellos en los cuales los ciudadanos no le es rentable invertir, ya que ello responde una mirada diferente de la función del Estado que no estoy dispuesto a admitir, por más de que nos halla gobernado hace un par de décadas.

Una de las características principales con que cuenta sistema económico es ser capaz de combinar, de manera efectiva, al sector público con el privado.Es posible basar un sistema económico en el Estado sea el que aliente los motores productivos, aplicando medidas fiscales tales como: reducción o quita de impuestos, otorgando subsidios o creando puestos de trabajo a través de la apertura de nuevas fábricas o potenciando alguna ya existente. Esta última forma de articulación puede llegar a ser la mejor que pueda adaptarse a nuestro sistema productivo, debido al amplio poder de compra del Estado y su capacidad de organización, articulada con la capacidad de los empresarios de invertir y arriesgar, siempre teniendo más peso lo que se invierte de lo que se arriesga.

Si bien es cierto que no debemos renegar de la libertad de invertir, negociar o comerciar con que cuentan los empresarios, si hay que proclamar precisamente un esclarecimiento de lo que la libertad es en cada caso, y considerar si la nuestra en particular ha de contener lo esencial de ella. En ningún tiempo la libertad se considero como el obrar segun nuestra propia gana, por lo tanto siempre es mejor una elección entre varias posibilidades profundamente conocidas, para construir desde la planificación y la organización las diferentes alternativas con miras a la estabilidad y la participación de todos los sectores productivos.

La posibilidad de fundar empresas que garanticen una dirección eficiente y la armonía en el funcionamiento es posible si están representando las tres partes más importantes del sistema productivo, los trabajadores, el Estado y los empresarios (estos últimos realizando el seguimiento de la producción y los primeros encargados de la misma). Soy consiente de que ésta forma de producción es la mejor que se puede llevar adelante; y su aplicación en ciudades pequeñas como la nuestra, trae ventajas de un valor incalculable para la sociedad en general.

Más allá de la aplicación de este sistema tripartito, lo que importa es conciliar la armonía entre el progreso material y los valores, cegando al individualísmo egoísta, para proporcionarnos la certera vición de nuestro esfuerzos y lograr plasmarlos en la inmensa realidad. Y una vez consumados no creamos en ninguna otra forma de superación, que no sea aquella que nos deposite en una patria justa, libre y soberana.