domingo, 14 de marzo de 2010

CUANDO EL TRABAJO PASA A FORMAR PARTE DE UNO…

Ser docente de un Centro de Desarrollo Comunitario, no solo implica enseñar contenidos pedagógicos, es ser mas que un docente con guardapolvo; es ser mamá, amiga, hermana, compañera de estudio, compañera en las enseñanzas que nos deja la vida.

Es contener a un niño que el día anterior sufrió por violencia familiar, ya sea verbal o física, no comió o estuvo solo luego de haberse retirado de la institución.

No solo se los educa para que sean ciudadanos mejores el día de mañana, sino que se los acompaña en las transformaciones que van sufriendo todas las instituciones de las cuales ellos son participes directos; se trabaja con ellos para que no sientan que quedan excluidos de un sistema rígido y burocrático, y que algún día con mucho esfuerzo y dedicación puedan lograr sus objetivos.

No solo se les ofrece un plato de comida, sino, también, que puedan compartir distintas actividades artísticas y culturales junto a sus compañeros, y así no sentirse alejados de lo que disfrutan niños de su edad, pero con otra situación familiar, económica y social.

Ser parte de su vida implica abrazarlos cuando están tristes, contenerlos cuando lloran o se sienten mal de salud, alentarlos en sus metas, reírse junto a ellos cuando están contentos o simplemente cuando vienen a vos y te cuentan un chiste. Además, escuchar a los padres (que son pocas las veces que se acercan, pero cuando lo hacen vale la pena escucharlos) quienes también necesitan desahogarse con alguien, y ahí dejas de ser la señorita del centrito para ser una amiga o confidente, que escucha, aconseja desde su corta experiencia y ayuda dentro de sus escasas posibilidades.

Tenes claro que los niños te esperan y no podes ni queres fallarles, por que ya sos parte de ellos, ya lograste un sentimientote pertenencia, que se acrecienta día a día y vas hacia ellos aunque tu cuerpo diga vasta.

Es muy difícil expresar con palabras lo que se siente o lo que le pasa a una por la cabeza cuando te vas enterando de lo que vive a diario un alumno o lo que sufre una madre por no poder cubrir las necesidades básicas de su familia.

No podes mantenerte al margen, sin darte cuenta te vas involucrando entre ellos y un día sin pensarlo ya son parte tuya y vos de ellos.

Es gratificante caminar por la calle y escuchar: “¡Hola seño!”, “¡Chau seño!”, “¿Cuándo vuelve señorita?”.

En un principio, cuando comenzas a trabajaren estas instituciones, crees que podes cambiar la realidad de estos niños y sus familias; con el paso del tiempo te vas dando cuenta que solo podrías llevar a cabo este propósito con un poder que no posees. Te sentís frustrado, crees que les fallaste a la comunidad y te fallaste a vos misma. Pero quienes te rodean te hacen ver que no es así, que excedes los límites de tus alcances, muchas veces sobrepasando tu vida privada.

En muchas ocasiones dejas a tu familia, el tiempo que tendrías que pasar con ellos, por que hay una fiesta o algún acontecimiento a beneficio de la institución de la cual sos parte, y es en este momento cuando tu familia camina junto a vos en esta titánica pero maravillosa experiencia de vida.

Es por todo esto y por muchas cosas más que, AYER FUE POR NECESIDAD, HOY POR ELECCIÓN ELIJO SER DOCENTE Y FORMAR PARTE DE UN CENTRO DE DESARROLLO COMUNITARIO.



Lic. L.P

Psicopedagoga